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La nueva Apple

La Apple de 2015 es una Apple que me gusta mucho menos que la de hace años. Lejos de taparme los ojos y pensar que Apple es una ONG que deba hacerme feliz, sé que Apple está para ganar dinero, el máximo posible.

Pero hay formas y formas de hacer las cosas. La Apple de 2015 es una Apple colega, moderna, cool, afeminada en exceso y entregada a la misión de crear una imagen de perfección y fashionismo que en algunos casos resulta ridícula.

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En recuerdo a Steve Jobs

Si mis cuentas no fallan, desde 1999 he comprado 35 Macs, 12 iPhones, unos 15 iPods y tres iPads. Todos para mi, mi familia o las empresas en las que he trabajado.

También he sido el responsable directo de que 12 personas y cuatro empresas utilicen Mac OS X en su día a día y de que unos 15 amigos y familiares tengan un iPhone.

Todos esas adquisiciones e influencias no las he realizado por llevarme una comisión, sino por ayudar a la gente a llevar a cabo más sencillamente parte de sus tareas diarias con unos buenos productos que son simples, funcionan bien y son fáciles de usar. He ayudado a vender productos de Apple (compañía fundada por Steve Jobs) sin que me paguen por ello y eso es algo de lo que me siento tremendamente orgulloso. Con mis acciones, he colaborado a extender parte de la filosofía de Apple, la cual no ha sido otra que la de Steve Jobs: la simplicidad, la belleza, la búsqueda de la perfección, la preocupación por los detalles y el querer destacar liderando e innovando.

Steve Jobs ha sido un genio que ha transformado -en mayor o menor medida- la vida de cientos de millones de personas. Su visión, su audacia y su creatividad nos han influido de tal manera que es difícil no considerarle como uno de los grandes personajes de la humanidad en los últimos 50 años.

He ayudado a Jobs a ganar decenas de miles de euros, pero soy yo el que le tengo que dar las gracias por haber aprovechado cada momento de su existencia mejorando la nuestra. Como CEO nos ha dejado historias fabulosas como la del logo de Google en el iPhone. No es la primera vez que hablo de Steve Jobs en el blog, ya lo hice años atrás recordando su extraordinario discurso en Stanford o en el momento de una de sus bajas médicas temporales. Posiblemente no vuelva a hablar de él aquí, así que, por si acaso, quiero darle las gracias públicamente por tantas cosas que me han ayudado en mi vida. GRACIAS, GENIO.

Ni Apple ni sus famosos productos existirían si Steve Jobs no hubiese desarrollado sus ideas, únicas y audaces, en el campo de la informática. Steve nos dejó ayer víctima de un cáncer de páncreas al que no ha podido vencer a pesar de haber luchado contra él como un jabato durante casi ocho años y de tener a su disposición todos los recursos económicos imaginables para ser atendido por los mejores mejores especialistas en las más prestigiosas instalaciones del planeta Tierra.

Algunos de los inventos-ideas de Jobs que han cambiado el mundo para siempre son:

  • Los sistemas operativos de ventanas (Windows lo copió)
  • Macintosh (el primer ordenador con ratón)
  • Pixar (Toy Story, Wall-E, Up, etc.)
  • Apple Stores (y muchos de sus diseños interiores)
  • Mac OS X
  • iMac
  • iPod
  • iTunes
  • iOS
  • iPhone
  • App Store
  • iPad

Como dijo Steve hace tiempo: “La muerte es posiblemente el mejor invento de la vida. Retira lo viejo para hacer sitio a lo nuevo”. Y así es. Hoy más que nunca.

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Modas o costumbres en Estados Unidos

Como amante de los Estados Unidos, siempre que he viajado a ese país he observado con mucha atención las costumbres, las maneras y los comportamientos de la gente en las calles, los bares y los comercios.

Desde la primera vez que pisé suelo yankee con una edad en la que te empiezas a dar cuenta de las cosas, me llamó poderosamente la atención ser consciente que lo que se convierte en una moda o costumbre en Estados Unidos se convierte en una moda o costumbre a lo bestia. Son trescientos millones de personas con un potencial consumista sin parangón, por lo que algo que triunfe allí lo hará a lo grande.

Pero hay algo aún más interesante. Y es que eso que triunfe en Estados Unidos, triunfará en el resto del mundo entre seis y veinticuatro meses después. Seguro. No quiero malinterpretarme, no triunfarán el 100% de productos o costumbres, pero sí un porcentaje elevadísimo.

En el año 2004 comenzaban verse por las calles de Nueva York muchos iPods. En 2005, en la misma ciudad, era una auténtica invasión. A mitad de 2006 se empezó a desatar la locura por los iPods en Europa. Todo el mundo quería o tenía uno.

Pasó lo mismo con el iPhone. Lo presentaron en enero de 2007. Se puso a la venta en EEUU en junio de 2007 y fue un tremendo éxito. Justo un año después pasó lo mismo en Europa. Hoy en día, las calles de Nueva York, Madrid o Villamanrique de Tajo, están, literalmente, atestadas de iPhones.

¿Y con el iPad? La misma película. Doce meses arrasando en el mercado. El año pasado estuve en Los Angeles el fin de semana del lanzamiento comercial del primer iPad y fue una auténtica fiebre. Un año después, he pasado una semana en Miami y me ha sorprendido enormemente de lo que he visto. No me lo esperaba. Es virtualmente imposible conseguir un iPad 2 en las tiendas porque Apple no da a basto a fabricar los que el mercado demanda. Pero es que además, y esto es aún más importante que las cifras de ventas, he visto a cientos de personas con iPads. Y no las he visto en sus casas. Las he visto en restaurantes, en la playa, en centros comerciales, en coches, en cafeterías, en hoteles, en aeropuertos y aviones, sentados en un parque… En todos esos sitios he visto a gente usando iPads.

Y muchos de ellos eran niños. Los niños de Estados Unidos comienzan a no ir con la Nintendo portátil de turno a todos lados. Van con un iPad. No quiero que nadie venga ahora a caer en la demagogia diciéndome que eso sólo lo hacen los niños ricos. Una Nintendo 3DS cuesta 250$ (250€ en Europa) y actualmente se pueden encontrar iPads de segunda mano por ese precio o poco más.

Yo mismo, por primera vez, me he encontrado realizando un viaje trasatlántico sin una consola de Nintendo en la mochila. Con el iPad he consumido las horas de avión más entretenido que nunca viendo películas, series, escuchando música, jugando o escribiendo. Haciendo todo con un único “chisme”.

Evidentemente, en Estados Unidos el potencial económico es mayor que en Europa, pero sólo hay que esperar un tiempo para ver pautas de comportamiento similares por estos lares. El iPad va a seguir arrasando y toda una generación empieza a tener su primer contacto continuo con la informática mediante iOS (el sistema operativo de iPhone, iPod touch y iPad).

Mientras, los Playbooks de demo de Blackberry languidecen en las tiendas sin que se les preste mucha atención. ¿Hasta donde llegará Apple en el mercado de consumo?

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¿Consumo o consumismo?

Esta semana fui a hacer la compra y tenía en la lista “echar al carro” algunos botes de refrescos y cervezas. Cuando estaba buscando la Fanta Zero, volví a observar que todos los paquetes de botes venían de ocho en ocho, dando prácticamente por desaparecida la era en que los refrescos se vendían de seis en seis. Esta modificación en la presentación de los packs de latas tiene como objetivo una sola cosa: vender más latas. No estás obligado a llevarte los ocho botes, pero de momento ya te lo han presentando así y acabas picando más de una vez.

Analizando superficialmente el macabro objetivo de Coca Cola, llegué a la misma disyuntiva que tengo desde hace meses: es mejor para la raza humana dejar de ser tan consumistas y consumir sólo lo necesario pero… con esta crisis en la que estamos metidos ¿cual es el punto equilibrado?Quicir, si dejamos de consumir, provocamos una caída brutal en la industria que consecuentemente trae consigo cierre de empresas y paro galopante lo cual nos acaba afectando sí o sí.

En realidad eso es lo que está ocurriendo ahora ya que el consumo ha bajado en muchos puntos porcentuales debido a tres factores: subida de precios (alimentos, combustibles, etc) que da lugar a una menor capacidad de gasto a nuestros bolsillos, falta de crédito (los bancos no nos dejan dinero tan alegremente como hace unos años) y poca confianza en el sistema que provoca que paralicemos muchas de las compras planeadas y deseadas.

Contra el primer punto poco podemos hacer las masas ya que si nos ponen el litro de gasoil a 3 euros, hemos de seguir llenando el deposito al menos para desplazamientos imprescindibles. Pero los puntos segundo y tercero si los podemos modificar ya que si el consumo crece, crecerá la producción, el empleo, los beneficios y de nuevo los prestadores de dinero tendrán dinero disponible para dejarnos y que olvidemos la crisis.

¿Entonces realmente la solución es ser consumistas pero con un cierto límite? Según estos planteamientos y tal como está organizada nuestra economía liberal, sí. Pero muchos quieren dejar de lado el consumismo absurdo y desean vivir en un mundo más calmado y feliz que no sufra estos vaivenes por culpa de la avaricia que hemos mostrado al desear más y más así que, ¿estamos dispuestos a cambiar realmente nuestra forma de actuar? ¿Nos sacrificaremos a cambio de tener un mundo “más cutre” y tranquilo y no tan pro-moda, fashion y estresante?

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Yes, we can

La victoria de Barack Obama en las elecciones de Estados Unidos ha despertado en muchos de nosotros la esperanza. Esta sociedad global que hemos creado entre todos contiene errores gigantes; de repente nos hemos dado cuenta que la humanidad se ha arrojado al retrete y alguien puede tirar de la cadena en cualquier momento.

Economía. Estamos en una situación crítica. No me gusta ser agorero pero los números son catastróficos con inflación, déficits públicos, recesión mundial, paro galopante… En definitiva, estancamiento o retroceso de todos los indicadores macro y microeconómicos. Porque no nos engañemos, a todos nos afecta la crisis de una u otra forma y esto es sólo el principio, no se vislumbra la luz al final de túnel. En este duro camino que hemos empezado vamos a sufrir monetariamente como nunca hubiéramos pensado y habrá muchos infelices que no consigan adaptarse a las duras condiciones dadas.

Medio Ambiente. El cambio climático es un hecho innegable a pesar de que ciertas teorías científicas lo discuten argumentando que ha habido épocas pasadas en la Historia con subidas de temperaturas o glaciaciones. No soy científico pero sé que talar un árbol no es beneficioso y la Tierra es deforestada sin control. Sé que derrochamos energía como si no importara bajo el pretexto de que “tener encendida una bombilla/TV/aparato 15 horas a día sólo cuesta unos céntimos, no seas rata y no apagues”. Sé que seguimos dejando el maldito grifo del agua abierto más de lo necesario. Sé que la humanidad es tan estúpida como para que agotemos todos los recursos naturales y que nos encaminemos sin remedio a un escenario en el que nuestro planeta no pueda abastecer alimentos para todos.

Guerras. Sólo nosotros podemos ser tan ignorantes como para seguir enfrascados en guerras en el siglo XXI y potenciando el armamento nuclear tras haber pasado dos Guerras Mundiales con decenas de millones de vidas degolladas y episodios tan denigrantes para la conciencia humana como lo ocurrido en Hiroshima. ¿Alguien puede parar esto? ¿Corea del Norte, Irán y Pakistán tienen solución? ¿Alguien ha convencido a los tarados que dirigen Rusia y Estados Unidos de que la Guerra Fría molaba y estaría bien volver a ella?

El año 2008 está siendo bastante oscuro y muchos dudamos de la capacidad de los humanos para corregir los graves errores cometidos y no volver a reincidir en ellos. Es una época en la que necesitamos nuevas ideas, cambios, propuestas arriesgadas y serenas al mismo tiempo. Momentos similares han ocurrido a lo largo de los tiempos y las revoluciones sociales, ideológicas y espirituales han permitido avanzar e ir saliendo de las trampas en las que íbamos cayendo.

Para salir del pozo en el que nos encontramos ahora no necesitamos ningún milagro, tan solo necesitamos que la humanidad quiera ser humana y que quiera ser mejor. Necesitamos creer en lo que vamos a hacer para que el mundo sea otro. Obama escenifica ese deseo de cambio, de ser mejores, de enmendar los fallos y de prosperar por el camino correcto. Obama no es un Dios ni un mago y probablemente no pueda cumplir gran parte de los objetivos que se ha propuesto pero ÉL puede ser mucho más que el presidente de la nación más potente del planeta. Obama puede ser la inspiración, el punto de apoyo, para que muchos millones de personas quieran remar en la misma dirección y sacar esto adelante. De momento muchos se han subido al carro.

¿Se puede cambiar y mejorar? YES, WE CAN.