Categoría: Cultura

¿Alguno veis la serie Cuestión de Sexo? Ya sabéis, la de Guillermo Toledo que ponen en Cuatro. Bueno, yo si la veo y me parece cojonuda. Pero no quiero hablar de la serie en sí, sino de la canción que la presenta y despide. Creía que era obra de los españoles de Cuatro que se han inventado estas historias de parejas pero… ¡NO! Es de unos suecos llamados Peter, Bjorn y John y la cantan junto a Victoria Bergsman, tipa que por lo visto pertenece a un grupo llamado The Concretes (no tengo ni idea de quien son).

Me encantaría estar en un concierto como el que os pongo a continuación, rezuma buen rollo, ganas de pasarlo bien y sentir el presente, lo mismo que siento al escuchar la batería y los silbidos de Young Folks.

También os dejo enlace al video del tema o al trío sueco tocándola en acústico.

Por cierto, algún gracioso ha modificado la información de esta canción y si te la bajas de Internet puede que te encuentres con que el archivo dice que son Peter, Bjorn y John junto a Victoria Beckham… Menuda rancia de tipa como para participar de algo tan universal como son las buenas vibraciones que produce este tema. La auténtica es Victoria Bergsman. Para el Google: la canción de Cuestión de Sexo es Young Folks.

Siempre que uno escucha M80 tiene la oportunidad de conocer o redescubrir una canción de la que te enamoras irremisiblemente. En este caso voy a hablar de un tema que dos buenos amigos míos no tenían por no saber quien la cantaba realmente. Smalltown Boy no es de los Communards, sino de Bronski Beat, grupo gay formado en 1983 que saltó a la fama precisamente gracias a esta canción que habla de la homofobía hacia un chico gay que se ve obligado a abandonar todo lo que le rodea por sentirse perseguido. Jimmy Somerville (el tio que canta, para entendernos) abandonó Bronski Beat en 1986 para fundar The Communards.

Si buscáis por Internet os la podéis encontrar como Run Away o Turn Away y el artista puede ser Jimmy Somerville o los Communards. Pero todo es erroneo, recordad, es de Bronski Beat, se llama Smalltown Boy, se editó en el album The Age of Consent y es un éxito de 1983.

Para mí Manolo Kabezabolo es un mito de la música española. Nunca he sido punki pero su música punk “de garaje” me encanta desde que Marcos nos grabó en cassette en 1995 el disco “¡Ya hera ora!”. Treinta temas brutales (de protesta social la mayoría) que no dejaban indiferente a nadie, o lo odiabas o lo amabas (hombre, puede que tanto no). Destaco por encima de todas “No me emborracho mas” y “Terrorismo controlado”.

Ese fue su primer disco “de estudio” y mas tarde llegaron tres mas que pude encontrar en la Fnac. El último no ha conseguido publicarlo, entre la SGAE y las putas compañias de discos ha estado casi dos años penando en los despachos y finalmente se ha hartado y lo ha puesto gratis para descargarlo en su web. Bajadlo y disfrutad de “Do you remember Mundial 82”.

Me he enterado que este sábado pasado ha actuado en Madrid, a ver si estamos al loro y en el próximo recital vamos, ¡¡yo no me quiero morir sin ver actuar a Manolo, tios!!

Los que sigáis el blog desde hace tiempo, sabréis que suelo leer bastante en verano y muy poco en invierno. Este post es para hablar del último libro que me he leído, Pilares. No voy a desmenuzar la historia para no fastidiar a nadie que no se le haya leído, este post no contiene espoilers.

He devorado las 1400 páginas (de la edición de bolsillo) en siete días. No podía parar de leer, me sentía totalmente atraído por los azares de Phillip, Tom, Aliena, Jack, el maldito William… También he pasado por momentos duros, incluso dos veces me dieron ganas de abandonar por las penurias que sufren los protagonistas. Creo que nunca he dejado un libro a medias y el único por el cual he tenido una sensación similar de sufrimiento y ganas de acabar con la lectura fue con “Un mundo feliz” de Aldous Huxley, aunque a decir verdad este último es bastante mas duro.

Pilares está ambientado en el siglo XII, época a la cual me he sentido transportado durante su lectura gracias a lo (creo que) fielmente reflejadas se nos muestran algunas costumbres, hábitos y situaciones como la falta de comida, limpieza, tipología de viviendas y aldeas, pensamientos sociales (aunque algunas mujeres protagonistas me parecen demasiado revolucionarias para ese siglo), etc. Sólo decir que el autor es culpable también de sacarme en algunas ocasiones del año 1140 al utilizar terminología de nuestros días como kilómetros y horas.

Ken Follet terminó de escribir Pilares en 1989, 3 años y 3 meses después de haberse puesto manos a la obra con la dura tarea de crear un libro titánico en el que la acción se desarrolla durante décadas. Nunca pensó que este libro iba a tener tanto éxito y que iba a ser su mejor libro pero vaya si lo ha conseguido, es un best-seller del cual llevo oyendo buenos comentarios desde hace años. Y yo no voy a ser menos, recomiendo este libro encarecidamente, no os asustéis por el numero de páginas.

Termino con algunas curiosidades que me asaltaron durante la lectura, he googleado y esto es lo que me he encontrado:

– La Kingsbridge del libro es pura ficción, no existe esa ciudad-pueblo ni esa catedral (aunque si existen varias Kingsbridge en Inglaterra).
– La segunda parte de Pilares ya se ha escrito, se pondrá a la venta en inglés este octubre y en español casi al terminar el año. Los nuevos sucesos ocurren 200 años después del final del primer libro.

Actualización: aquí tenéis un enlace a la web oficial de Ken Follet donde habla de sus miedos acerca de escribir una secuela de Pilares y del tema principal del nuevo libro: el mayor desastre natural al que se ha enfrentado la raza humana, la plaga conocida como la Peste Negra que acabó con la mitad de la población europea del siglo XIV.