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Reflexiones

¿Para qué sirve un contrato?

Los contratos se inventaron para plasmar y firmar en un papel los acuerdos alcanzados entre dos o más individuos y que de esta forma esos acuerdos se respetaran hasta sus últimas consecuencias. En muchos contratos se permiten cláusulas que sirven para que alguna de las partes pueda renunciar a ese acuerdo asumiendo una penalización previamente pactada.

En el año 2008, los contratos siguen plenamente vigentes y se hacen contratos para todo, incluso has de aceptar hasta un contrato para usar Mac OS X, YouTube o Flickr por ejemplo. Pero si hay algo de moda en el 2008, es la crisis y en tiempos de crisis los acuerdos alcanzados hace unos años entre “amigos” le vienen muy mal a mucha gente, no los consideran adecuados, rentables, ventajosos, etc. Es por eso que a lo largo del año estoy viendo a mucha gente querer romper acuerdos sellados bajo contrato con todo tipo de excusas reales o fantásticas como: “no puedo cumplir el contrato ahora porque me engañaste en su momento”, “no puedo cumplir el contrato porque me han despedido”, “no puedo cumplir el contrato porque es suficiente con cumplir los primeros puntos del contrato, olvidémonos de los últimos que hay crisis”… Y así todas las excusas que te puedas imaginar. Pero además algunos no quieren romper el acuerdo ateniendose a la clausula penalizadora, tampoco les interesa respetarla y desean entrar en una guerra.

Ciertamente, estoy sufriendo en mis propias carnes esa ganas de incumplir contratos y cuando vas a consultar al abogado te encuentras con que en la mayoría de las ocasiones es mejor “llegar a un acuerdo (con quien no quiere respetar el acuerdo) ya que si no acabarás en juicio y a saber si te dan la razón y cuando te la dan a pesar de que la llevas”. Joder, entonces ¿para que coño sirve un contrato si todo el mundo se lo puede saltar a la torera con la tranquilidad de que pueden pasar años hasta acabar perjudicado e incluso puede que un juez de la razón al que no la lleva? Este es otro de los elementos imperfectos del mundo que hemos creado. Al menos en España, donde la justicia es más lenta que los malos del Equipo A.

Por Elio

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